del próximo libro del autor: Argentina, un largo viaje hacia la nada.
Introducción
Hay viajes alegres, otros despreocupados, otros por trabajo. Este viaje por la historia reciente de nuestro país es imprescindible para seguir. O mejor: para no seguir a tontas y a locas sin saber de dónde venimos y adónde vamos. Es un viaje al país que no fue. Pasando por un peronismo que tampoco fue. Una caricatura ronda el poder sin darse cuenta que su tiempo ya pasó. Y lo desaprovecharon dirigentes peronistas mediocres e inescrupulosos que lograron que hoy decir peronista es casi una mala palabra. Pero ello, los dirigentes actuales, siguen, y siguen con sus roscas, sus maniobras electorales, su ambición de poder. Si hubo dos dirigentes peronistas enfermos de poder (el segundo poder y dinero) que llegaron ¡nada menos! a la presidencia de la nación fueron Menem y Kirchner.
Un país, el nuestro, que pudo crecer y desarrollarse ¡tantas veces! y ¡tantas veces! volvió al punto de partida. Vamos a recorrer varias estaciones. Trataremos de mostrar a nuestros hijos y nietos qué pasó, cómo pasó. Y en especial cómo y en qué nos equivocamos. Todos. Gobernantes y gobernados. A ellos, a los jóvenes, está dedicado este libro. Ya los mayores poco y nada podemos hacer. Hemos fracasado en aquello de dejar a nuestros descendientes un país mejor del que encontramos. Estas fotos ajadas del viaje hacia la nada de dos o tres generaciones de argentinos se las mostraremos con la esperanza de que ellos no cometan los mismos errores nuestros. ¿Cómo los ayudaríamos a evitarlos? RECORDÁNDOLOS. Analizándolos. Sin trampas ni autojustificaciones. En los procesos de cambio, la memoria y las tradiciones históricas juegan un papel fundamental, bien como referencias positivas evocando acontecimientos gloriosos, o instituciones que funcionaron bien en el pasado, o bien como referencias negativas evocando hechos vergonzosos, fantasmas de destrucción, o instituciones que fracasaron estrepitosamente y que indican que deben evitarse, (Paloma Aguilar Fernández, Memoria y olvido de la guerra civil española. Madrid. Ed. Alianza. 1996). Cuentan que durante la Transición española de la dictadura de Franco (y la guerra civil) a la democracia y mientras se redactaba la Constitución de 1978 -que todavía los rige- viejos enemigos, temerosos de volver a los enfrentamientos de la guerra civil se sentaban a la mesa buscando acuerdos que permitieran al país dejar atrás una guerra fratricida. Y lo lograron. Y España tuvo 40 años de desarrollo continuo. Fue una generación de dirigentes que decidieron dejar el pasado tenebroso atrás, una guerra civil que desangró el país. Y lo consiguieron. Pero con un elemento imprescindible: cada acuerdo de los dirigentes era puesto a consideración del pueblo español mediante referéndum o plebiscito. Así la ley de Partidos políticos (prohibidos durante 40 años), la legalización del Partido Comunista o la Constitución de 1978 fueron refrendadas por el voto mayoritario del ciudadano español. Por eso yerra el presidente Macri cuando, asesorado por marquetinianos electorales, renuncia a plantear los graves problemas que asolaron (y están asolando) a este y a cualquier otro gobierno salvo que se convoque a una voluntad nacional que quiera dejar el pasado atrás. Pero luego de comprenderlo.