España ante las elecciones del domingo
Contábamos en un artículo anterior la historia de Elie Wiesel un superviviente de Auschwitz a quienes los nazis le mataron a su madre, padre, y hermana; todos vivían en su apacible pueblo natal de Hungría. Cuenta Wiesel que en su pueblo, alejado de cualquier centro de poder, todos vivían tranquilos y que pese a que el nazismo había invadido Hungría y tomado Budapest todos pensaban que a ese lejano e idílico pueblo no llegaría el holocausto. Estaban equivocados y pese a que alguien que había visto lo que los nazis estaban haciendo en otro lugar y les advertía lo que estaba pasando en otros lugares de Europa, ellos repetían: “no llegará hasta aquí” “aquí no puede pasar”. Bueno pues esto es lo que está pasando en España. Muchos advertían espantados de que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se había alejado de su impecable trayectoria en la Transición y vía el anterior presidente Rodríguez Zapatero y del actual Sánchez se había convertido en socio de los separatistas catalanes y vascos, de los partidos descendientes de ETA y de los comunistas de Podemos.
Esas fuerzas opuestas a la integridad nacional y al orden constitucional están condicionando (y condicionarán si ganan la elección del domingo) el futuro del PSOE y de España. Ya lo hicieron: hace unos meses lo ungieron presidente con una moción de censura a Rajoy y luego lo voltearon ellos mismos cuando no favoreció la autodeterminación. Y ahora lo anunciaron con todas las letras: lo haremos presidente si promete la autodeterminación de Cataluña y del país vasco. Y por el lado de Podemos ya le dijeron claramente que lo votarán en la investidura si ellos entran en el gobierno y anuncian los comunistas que van a operar sobre la banca privada y ocupar las miles de viviendas que quedaron en poder de los bancos luego de la crisis de hace unos años. Y lo peor es que al candidato del PSOE no le importa nada, nada más que llegar al poder. Los argentinos tenemos triste experiencia de presidentes a los cuales no les importa otra cosa que su poder personal. Y sabemos cómo termina esa ambición malsana: mal.
Así que aquello de “aquí no puede pasar” está por pasar. La integridad territorial de España -y por ende de la Unión Europea- están en riesgo.