Carl Jung, el gran indagador del inconsciente.

Lo inconsciente: Este inconsciente así definido circunscribe una realidad extremadamente fluctuante: todo lo que alguna vez fue para mí consciente, todo lo que sé, pero en lo cual momentáneamente no pienso; todo lo que alguna vez para mí fue consciente, pero que ahora he olvidado; todo lo percibido por mis sentidos pero que mi consciencia no advierte; todo lo que sin intención ni atención,  es decir inconscientemente, siento, pienso,  recuerdo, quiero y hago; todo lo futuro que en mí se prepara y sólo más tarde llegará a mi consciencia; todo eso es contenido de lo inconsciente. Todo fue consciente o puede llegar a ser consciente.

Tanto en “El Hombre y sus símbolos” como en “Recuerdos, sueños…”, la impresión que deja es muy grande. Es como si escribiera desde otro lugar distinto al yo consciente. Y es probable que así sea ya que todo su esfuerzo (y su vida como él sostiene reiteradamente en sus libros) ha estado destinado a alertar al hombre moderno acerca de los peligros de desoír al inconsciente, tanto el inconsciente colectivo como el individual. Los sueños son una de las maneras en que ese inconsciente (casi siempre ahogado y poco oído por el hombre moderno) se abre paso en la maraña de la racionalidad y el convencionalismo de la vida moderna. “Todos mis escritos son, por así decirlo, encargos que proceden del interior; surgieron bajo la presión del destino. Lo que escribí partió siempre de mi interior. Dejo  siempre que se exprese el ánima que me mueve. Nunca preví eco para mis escritos. Representan una compensación a mi mundo contemporáneo y tuve que decir lo que nadie quiere oír…Pero para mí lo principal fue siempre que debía decir lo que he dicho.Cuando se comprende y se siente que se está unido, ya en esta vida, al infinito, cambian los deseos y las actitudes. En última instancia uno se rige sólo  por lo esencial, y si no se posee  esto se ha malgastado la vida; También en la relación con los demás hombres  es decisivo si en ello se expresa lo infinito o no.

En la medida en que lograba traducir mis emociones en imágenes, es decir, hallar aquellas imágenes que se ocultaban tras las emociones, sentía tranquilidad interna. Si me hubiera abandonado por completo a mis emociones, lo más probable es que hubiera sido destrozado por las actividades del inconsciente….Mi experimento me afirmó en la convicción de lo valioso que es, desde el punto de vista terapéutico, hacer conscientes las imágenes que se hallan detrás de las emociones.

-El análisis es un diálogo en el cual participan dos interlocutores.

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