De la grave crisis terminal que afecta a nuestro país se sale únicamente con un gran acuerdo entre las fuerzas políticas, económicas y sociales que garantice políticas de estado a mediano y largo plazo. Alemania totalmente destruida luego de la 2da. guerra mundial. España luego de la guerra civil o los E.E.U.U. con el new deal luego de la crisis de 1929 son algunos de los ejemplos de países que se dieron políticas de estado. Estas son algunas de los temas urgentes que requieren amplio acuerdo ya que no podrán sacar adelante, ni menos instrumentarlo, ningún Partido Político en soledad por más mayoría electoral que tenga:
Reforma política: Acordar medidas para mejorar la democratización y eficiencia de las Instituciones Constitucionales:
1.- Nueva ley de Financiación de los Partidos Políticos.
2.- Acortamiento de los mandatos políticos y sindicales
3.- Promoción y facilidades para la participación ciudadana: plebiscito, referéndum, iniciativa popular.
Reforma Constitucional. Debe ser la Constitución de “todos los argentinos”. Por eso una vez aprobada la reforma por la Convención Constituyente deberá ser puesta a referéndum de la población. Así hizo España con la Constitución de 1978 que aún los rige.
Lucha contra la pobreza y la exclusión social. Prioridad de todos los estamentos del Estado nacional, provincial y municipal. Coordinación de planes y proyectos nacionales, provinciales y municipales para evitar que se superpongan entre sí y/o con las organizaciones sociales.
Lucha contra la corrupción. Plexo normativo para la recuperación ética de la Argentina. Creación de un fuero nacional -especializado- federal anticorrupción que tenga competencia de los delitos del Título XI del Código Penal (delitos contra la administración pública) capítulos 6, 7, 8, 9, y 9 bis (cohecho, malversación de fondos, exacciones ilegales, etc.). Reforma de los Códigos de fondo y forma para mejorar la Administración de Justicia
Reforma Educativa: Convocatoria a una profunda reforma educativa que será plasmada en la Constitución Nacional con base en la educación a distancia y en la revolución que iniciaron Internet y las redes sociales.
Reforma económico-social basada en la producción. Reforma del Sistema financiero que deberá estar subordinado a una economía de producción. Y no al revés como es en la actualidad. Promoción de la regionalización plena del país incluyéndola en la nueva Constitución. Rango constitucional de las economías regionales y desarrollo local.
Promoción del Estado de Bienestar basado en el Pacto Social (estado, sindicatos, patronal). Análisis del futuro de muchas actividades laborales que desaparecerán producto de la revolución digital.
Antecedentes:
Hoy campea el descreimiento en la mayoría de la población argentina. Ya hay sondeos de opinión que demuestran que amplios sectores de la población (35%) consideran que los problemas argentinos son tantos y tan grandes que no tienen solución. Y piensan que la corrupción no tiene arreglo (42 %) gobierne quien gobierne (Jorge Giaccobe, programa La Mirada,23/4/2018).
Otro sondeo probaría que el 48% de la población piensa que el gobierno ha perdido la oportunidad de resolver los problemas (Carlos Pagni, Odisea, 30/4/2018).
La decadencia de los últimos 40 años: entre 1944 y 1974 la Argentina creció a un ritmo por habitante levemente superior al de los Estados Unidos que, a la salida de la 2ªGM, era la potencia dominante. En la década 1964-74 la industria creció el 7 por ciento anual acumulativo (Dato Censal).
En esos años no sólo mejoró el nivel de vida de la sociedad sino que la industria automotriz (integrada al 90 por ciento) exportaba parte de su producción y el Coeficiente de Gini (medida de la desigualdad) se aproximaba al de hoy de los países nórdicos: 0,30. El desempleo era de 3 por ciento y la pobreza (800 mil personas) representaba al 4 por ciento de la población.
40 años de decadencia: desde 1974 a la fecha el PBI creció a la tasa del 0,7 por ciento anual acumulativo y el número de personas bajo la línea de pobreza al 7,1 por ciento anual acumulativo. Una bomba de relojería. Por eso, por 40 años de decadencia, y sin ninguna duda esta sociedad necesita, para seguir existiendo, un Acuerdo Grande para el crecimiento. (Carlos Leyba, 29/5/2018) .
Sin consenso mayoritario no hay plan posible. La gravedad de la situación argentina obliga a un esfuerzo de acordar políticas de estado para el mediano o largo plazo.
Como conclusión de este pequeño trabajo, que condensa las ideas que venimos exponiendo , desde hace años, sobre el particular[1], proponemos que sean consensuadas como Políticas de Estado estas ideas iniciales que pueden y deben ser enriquecidas con las propuestas de partidos políticos, organizaciones gremiales, patronales y sociales.
Los Pactos de Estado que proponemos en estos puntos vitales no son una novedad. Ni para países y gobiernos que han encarado –y salido- de crisis tan o más grandes que la que aqueja a nuestro país (como la Europa de posguerra o los E.E.U.U. luego del crash del 29), ni para nuestro propia patria.
Los Pactos o Acuerdos que proponemos tienen como fundamento el aprendizaje de los errores cometidos, a veces por toda una clase política, a veces por parte de ella. Pero el proceso de aprendizaje también puede darse mirando experiencias similares de países ajenos mediante lo que en sociología se denomina “efecto demostración”
Ejemplos históricos:
El New Deal, propuesto al pueblo de los E.E.U.U. por el presidente Roosveelt fue un verdadero Proyecto Nacional o Pacto de Estado que permitió sortear la crisis del crack del 29 e instaurar una situación que consolidó el desarrollo del gran país americano.
En la historia política de las últimas décadas podemos encontrar ejemplos de cómo la crisis obliga a una clase política a ponerse de acuerdo en temas fundamentales, aunque los miembros y/o las facciones de esa clase política hayan tenido posiciones antagónicas irreconciliables en la guerra civil como Fraga Iribarne y Santiago Carrillo en la Transición española a la democracia (1975/1982). La cuestión es que ambos –junto a los otros actores- tenían que pilotear una difícil transición. Y lo hicieron. Deponiendo viejos odios.
“Los pactos sociales, o corporatistas, entre 1977 y 1986 (como los famosos Pactos de la Moncloa) fueron el núcleo de una serie de acuerdos y consensos más amplios, que se reflejaron en leyes y decretos, desde el Estatuto de los Trabajadores de 1979, hasta las normas sobre contratación temporal de noviembre de 1984”[2]
Obligación de acompañar para los peronistas (y los que se digan peronistas) luego de los graves errores del menemismo y del kirchnerismo. Tenemos la obligación moral de participar en estos acuerdos para la reconstrucción nacional. Lo hizo el propio Perón en 1973 cuando se abrazó con su viejo adversario el Dr. Balbín y así lo decía a los argentinos: “…Este país está en un estado de emergencia y tendrá que ser un gobierno de emergencia…cuando termina la guerra todos los países que quedaron destruidos, Italia, Francia, no hablemos de Alemania, totalmente destruida, no se les ocurrió organizar un gobierno, un sistema. Se juntaron todos y dijeron no, este es un estado de emergencia porque la vida del país está en una situación de emergencia…el enemigo de los gobiernos políticos han sido los políticos mismos. Ellos deben estar de acuerdo y ser un elemento que consolide el gobierno del pueblo, y para que se consolide el gobierno del pueblo deben estar todas las fuerzas políticas dispuestas y de acuerdo” (Diálogo de periodistas con Perón, 3/9/1973).
[1] E. Duhalde, Un pacto político que asegure gobernabilidad, Clarín, 3/8/2009.
[2] Víctor Pérez Días, LA PRIMACÍA DE LA SOCIEDAD CIVIL, EL PROCESO DE FORMACIÓN DE LA ESPAÑA DEMOCRÁTICA, ED. ALIANZA, 2003.